Certezas y cuestionamientos a la sociedad

Babel
Javier Hernández Alpízar
El positivo desenlace de la movilización, convocada en cuestión de horas, de más de mil personas para exigir la presentación con vida de un joven desaparecido en Xalapa deja unas pocas certezas y muchos cuestionamientos que en este momento están en la discusión.
Las certezas son:
1. Que Mikhele Jalil Jiménez Velasco regresó vivo a los brazos de su familia y seres queridos.
2. Que fue correcto el camino elegido por sus familiares y amigos, por los académicos, estudiantes de la Universidad Veracruzana, los colectivos Por la Paz Región Xalapa y Asamblea Estudiantil Xalapeña, así como centenares de ciudadanas y ciudadanos, jóvenes y adultos que gritaron ante el palacio de gobierno «¡Nos duele, nos duele la ausencia de Mikhele!» Incluido el hecho de cerrar el tráfico un breve lapso, entendido por los automovilistas, gracias a una amplia y masiva difusión que usó, pero no solamente, las redes sociales.
La lección para la sociedad jalapeña y del estado es que su fuerza social organizada y demostrada masivamente sí puede mover a un gobierno cuya inercia, burocratismo, y otras lentitudes suelen mostrarlo poco diligente para atender demandas ciudadanas.
La acción ciudadana, social, colectiva fue eficaz, y contra sus usos y costumbres, el gobierno, por una vez, también lo fue.
Queda claro que necesita mejorar su imagen un gobierno que ya teme ser de nuevo portada de medios nacionales como ejemplo de lo que no debe hacerse. Pero la respuesta fue mucho mejor (quizá porque el asunto, para ellos, no era tan complicado, pero ¿por qué las otras decenas o centenas de casos sí lo son?) que, pongamos otro caso también reciente: El no del gobernador a la mina canadiense Caballo Blanco, donde en efecto, el gobierno no ha pasado, que sepamos, de las declaraciones de prensa a las acciones legales y políticas para detener y sacar del estado a una empresa que sigue operando, antes de tener todos los permisos necesarios; tranquiliza a sus inversionistas desdeñando las declaraciones del gobernador; y tiene en marcha una campaña de correos electrónicos para evitar el «mal precedente» de que un gobierno estatal impida una mina tóxica. (Por cierto: ¿Si a GoldGroup Mining no le preocupa la negativa del gobierno estatal, por qué pide apoyo a su mina con mails dirigidos a ese gobierno?)
Mencionamos ambos casos porque tienen un punto en común: El despliegue de energía, organización, movilización y sobre todo información y difusión masiva ha obligado al gobierno estatal a dar una respuesta. Lección del día, en ciertas coyunturas (¿preelectorales?), la protesta ciudadana sí provoca respuestas del gobierno estatal.
La manera de presentar tan pronto al joven desaparecido deja abiertas muchas preguntas, aunque en las ruedas de prensa no permitan a las y los reporteros formularlas. Será imposible un «control de daños» tal que impida a la gente preguntarse cosas: ¿Por qué esta vez sí y las demás no?, etcétera. Pero ahora queremos aprovechar para preguntarle (preguntarme, preguntarnos) a la sociedad civil jalapeña.
¿Imaginan qué habría pasado si… hubiéramos masivamente apoyado, por ejemplo, al pueblo de Chiltoyac cuando le impusieron un relleno sanitario (para la basura del municipio de Xalapa) en El Tronconal, respecto al cual el tiempo ha dado la razón a los opositores, ciudadanos, ambientalistas, científicos? ¿Y si hubiéramos apoyado a la gente de Perote y Puebla que masivamente exigió sacar de sus tierras (y aguas) a Granjas Carroll? ¿Qué habría ocurrido si la masiva participación que esta vez tuvieron estudiantes e incluso, poco común, rarísimo, académicos de la Universidad Veracruzana, hubiera apoyado en su momento a la trabajadora universitaria demandada por Granjas Carroll, mujer que ha padecido casi en la soledad el acoso de toda una transnacional?
¿Qué pasaría si estos académicos marcharan al lado de los estudiantes universitarios y jóvenes de preparatoria que recientemente han salido a pedir «no al alza del transporte», «no a la represión contra los estudiantes», y han abanderado razones amplias y generosas como: apoyo al movimiento internacional Indignados y Ocupa, apoyo a las mejores causas del país: la paz, la no violencia, la justicia, e incluso recientemente han sido parte fundamental en la protesta contra la minería tóxica en Veracruz?
En la rueda de prensa, en medio del nerviosismo y los olvidos inevitables, en los agradecimientos mencionaron al Colectivo por la Paz Región Xalapa, integrante del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, pero olvidaron mencionar la Asamblea Estudiantil Xalapeña.
Esta movilización y el logro de que regrese un joven desaparecido al seno de su hogar se debe a un movimiento de la sociedad xalapeña que ha ido creciendo. El defecto es responder a la coyuntura, pero se puede superar si, para empezar, reconocemos sin cortapisas a los actores que están constantemente expresando esa voluntad de justicia, de libertad y de paz. Los gises que pintaron de nuevo consignas en la Plaza Lerdo vienen de la mano de esos jóvenes, cuya legitimidad como movimiento esta vez quedó plenamente demostrada.
Es sabido que los «hubiera» no ayudan en términos causales, reales, pero si están en nuestras mentes es porque en verdad, en casos anteriores, pudimos y debimos haber hecho más.
Esperamos ver a los jóvenes y a sus maestros de nuevo en las calles, porque la paz no ha regresado: aún quedan muchas y muchos jóvenes que no han regresado o cuyas causas, como el de Gabriela Arlene Benítez Ybarra, no han alcanzado justicia. Si olvidar graves amenazas al futuro del estado como la minería tóxica en Actopan- Alto Lucero, además de otros proyectos en Las Minas (cerca de Las Vigas) y en Los Tuxtlas.
Esperamos que la conciencia no dure un día, y que la fuerza ciudadana recobre la iniciativa que el poder le ha negado y a veces arrebatado, pero, cuando la sociedad se despliega con toda su fuerza y empuje, el poder es incapaz de negarle. Una próxima oportunidad para mostrar ese músculo social y ciudadano es el próximo domingo 11 de marzo, a las 16:00 horas, en el puerto de Veracruz, en la caminata por un Veracruz Libre de Minería Tóxica, la cual partirá del Parque Zamora al Zócalo de la Ciudad de Veracruz.

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